La ciencia es un compendio de conocimientos adquiridos sistemáticamente por el hombre de generación en generación, que crece en la medida que se mantiene abierto un flujo de información nueva, que pueda reescribir de forma coherente y justificada la información adquirida con anterioridad.
De tal modo la ciencia debe reinventarse constantemente para poder manifestar una evolución en cuanto al saber, aunque en ocasiones se cae desgraciadamente en periodos oscuros de estancamiento; ya sea por la comodidad y seguridad que brinda lo ya conocido, ya sea porque se trata de avanzar tozudamente por callejones sin salida, que se tornan cada vez más confusos y abstractos, o ya sea por intereses creados que son ajenos a la ciencia misma.
Un descomunal número de fenómenos de la naturaleza que hoy en día son ampliamente reconocidos, en su ayer fueron luminosas señales que la ciencia decidió antojadizamente ignorar y menospreciar, tildándolas por ejemplo como simples curiosidades sin valor.
Del mismo modo a lo largo de la historia la ciencia prejuiciosamente desprecio y ridiculizo durante largos periodos, a una descomunal cantidad de teorías visionarias, aun cuando estas teorías demostraban su veracidad con argumentos sólidos y contundente evidencia empírica.
De esta forma es sumamente habitual que la ciencia se enfrasque durante mucho tiempo en negar lo evidente, hasta que llegado a un cierto punto crítico se genera un revuelo en el cual la ciencia logra recobrar la razón, y rápidamente acepta y reverencia a las mismas teorías que en su ayer pisoteo, por el hecho de plantear conocimientos demasiado avanzados y transgresores
para el momento.
¿En qué sorprendente mundo futurista viviría hoy la humanidad, si la ciencia hubiera seguido su curso natural de evolución a lo largo de la historia, siendo siempre la entidad rigurosa, objetiva, y racional que debe ser, y conjuntamente, ignorando siempre a todo retrógrado incapaz de admitir conocimientos nuevos, e ignorando siempre a todo individuo u organización que impone sus interés particulares por sobre el desarrollo de la ciencia?
El visionario paradigma de un Universo fractal de magnitud infinita, encuentra un fuerte opositor en el temor que despierta el infinito, ya que el temor desemboca en reacciones impulsivas de negación, incomodidad, y repudio a este imponente fenómeno. Así por ejemplo muchos científicos reconocen la presencia del infinito en la naturaleza, pero en vez de estudiarlo tal como es, estos científicos ilógicamente cercenan el infinito, y lo poco que queda de ello lo transforman en defectuosos esquemas y ecuaciones, cuya función pareciera ser únicamente la de brindar seguridad y tranquilidad mental a sus temerosos artífices.
Otro motivo por el cual un considerable porcentaje de científicos reniega tozudamente a aceptar la infinitud del Universo, es un hecho sumamente soberbio y egocéntrico, que radica en la imposibilidad de realizar ecuaciones eficientes con el infinito; ya que el infinito no es propiamente un número, y además el Principio de Autosemejanza que rige este imponente fenómeno, provoca que al formular una ecuación que incorpora un factor infinito, esta arroje como resultado un valor infinito, o bien en algunos casos un valor indefinido, que podría ser satisfecho por cualquier número indistintamente.
Por lo tanto aquellos científicos que rinden ciega devoción a las ecuaciones, se ven con las manos atadas cuando tratan con el infinito, y por ello prefieren ignorarlo y alejarse lo más rápido posible, para seguir adelante con sus carreras profesionales del modo que sea.
El formato propio que poseen las ecuaciones actuales les impide tratar de forma efectiva con el infinito, pero allá donde no pueden llegar las ecuaciones es justamente donde habita en su máxima expresión la geometría; ya que la geometría posee un formato matemático gráfico, que trata con la forma sistémica en la cual interactúan entre si múltiples fenómenos de magnitud infinita. Por lo tanto la geometría se pronuncia como una herramienta bastante competente, para abordar la Cosmovisión de un Universo de magnitud infinita, de hecho, el lector pudo percatarse que la geometría fue justamente la herramienta más utilizada en esta obra, para plantear el Principio de la Cosmofractalidad.
Pese a todas las trabas interpuestas por aquellos hombres que niegan, evitan, y repudian impulsivamente el infinito, la visionaria cosmovisión de un Universo fractal de magnitud infinita, ha ido incrementando progresivamente su validez y aceptación científica con el correr de los años. De hecho, gracias a los reveladores hallazgos científicos que han acontecido en el último tiempo, se ha alcanzado en este momento de la historia un punto crítico de conocimiento, que no hace más que exigir a la ciencia moderna que se rinda ante lo evidente, y que de una vez por todas se compenetre firmemente con la cosmovisión de un Universo fractal de magnitud infinita.
El mecanicismo está muerto, de hecho por su carácter esquemático y abstracto siempre lo estuvo, y ya es hora que renazca una nueva cosmovisión, en donde el pensamiento orgánico, sistémico, y basado en el infinito, sea el que rija la mente de la humanidad contemporánea.
A lo largo de estas páginas se pudo comprobar que la Teoría de la Cosmofractalidad es un elegante, elemental, y efectivo modelo científico de la realidad, que concuerda con una enorme cantidad de fenómenos de la naturaleza, y cuya solida trama conceptual aflora de forma natural tanto del comportamiento físico del Universo, como del sistema matemático que organiza dicha manifestación física, así como también de celebres experimentos científicos y reputadas leyes físicas.
El Principio de la Cosmofractalidad es por naturaleza propia una teoría del todo, y representa una prolífica plataforma de exploración científica, que puede expandir considerablemente el conocimiento que se tiene sobre la realidad; ya que los sucesos físicos son abordados desde una perspectiva más amplia, que contempla en cada manifestación individual la influencia directa que ejerce, el comportamiento fractal de todo el Universo.
Por cuanto el Modelo de la Cosmofractalidad es un eje estructural al cual se integran muchos acontecimientos científicos, y así a la luz de un nuevo prisma dichos acontecimientos científicos logran mostrar un aspecto más profundo de sí mismos, y con ello proporcionan consecuentemente una explicación mucho más profunda a múltiples fenómenos de la naturaleza, a la vez que sientan las bases para el descubrimiento de nuevos fenómenos aun no estudiados. Así es como finalmente el Principio de la Cosmofractalidad posee un carácter inclusivo, que invita a su refinamiento y robustecimiento desde diversos sectores de la ciencia.
Un hecho histórico que es digno de resaltar como cierre de esta obra, es que la cosmovisión de un Universo fractal de magnitud infinita, que entre otras cosas se comporta orgánicamente como un sistema continuo, y manifiesta todas las características de los sistemas Complejos, no es en absoluto una concepción nueva y original del mundo, sino tan solo el redescubrimiento de una cosmovisión ancestral de raíces milenarias.
Sin duda es sumamente sorprendente, y también sugerente, el hecho que prácticamente todos los pueblos ancestrales del planeta, compartían categóricamente la sabiduría común de una misma cosmovisión; independiente de las diferencias culturales y religiosas que poseía cada pueblo, independiente de los diferentes grados de desarrollo que alcanzo cada pueblo, independiente del lugar geográfico en el cual habitaran, e independiente del tiempo específico en el cual se desenvolvieron.
Sin duda es igual de sorprendente, y también sugerente, el hecho que dicha cosmovisión trascendental de los pueblos antiguos, es en definitiva la misma cosmovisión que plantea el Principio de la Cosmofractalidad.
La ciencia ha logrado progresar exponencialmente en el último tiempo, y con ello irónicamente la revitalizada ciencia actual no hace más que reivindicar todo el conocimiento y sabiduría, que poseían los grandes pueblos de la antigüedad... Sin duda todo este proceso de reivindicación del conocimiento ancestral, es una clara muestra de que estamos retornado como pueblo al camino correcto… a la realidad de lo infinito.
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